La brecha digital puede definirse de diversas maneras según en qué nos centramos (diferencias socioeconómicas y como repercuten en el acceso a Internet etc, a las desigualdades en el acceso a las nuevas tecnologías…), en nuestro caso, ya que nos centraremos en la brecha digital que de alguna forma nos repercute y lo hará en un futuro en nuestro trabajo como educadores, utilizaremos el término haciendo referencia a las diferencias que hay entre grupos según su capacidad para utilizar las TIC de forma eficaz, debido a los distintos niveles de alfabetización y capacidad tecnológica.
La primera idea que rondó por nuestra cabeza al escuchar “competencia digital” fue la siguiente: Entendemos por competencia digital la habilidad, recursos, capacidad… que tiene una persona sobre el mundo tecnológico.” Pero tras profundizar en el tema, nos hemos dado cuenta que dicho término abarca mucho más, especialmente cuando nos referimos al ámbito escolar.
La concepción que teníamos de la “competencia digital” ha cambiado, entendiendo que debe asumirse de una manera integral. Así, hemos entendido que la competencia digital va más allá de una alfabetización visual y una alfabetización digital, en las cuales a priori nos habíamos centrado, siendo igual de importantes la alfabetización informacional y la multialfabetización.
Lo mismo ocurre en el caso de la multialfabetización: no solo entra la dimensión instrumental, sino que hay otras dimensiones más en las que no habíamos reparado y las cuales creemos que el día de mañana pueden suponer un mayor reto para los profesores; nosotras. Al fin y al cabo, mediante un aprendizaje continuo sabremos utilizar diferentes programas, hardware….Pero, ¿cómo hacer que nuestros futuros alumnos desarrollen actitudes racionales ante la tecnología (dimensión socioactitudinal) o ayudar a que adquieran criterios para analizar críticamente la información (dimensión axiológica) cuando nosotros no hemos tenido un modelo a seguir ante la utilización de estas nuevas tecnologías en el aula? No podemos olvidar que venimos de una forma de enseñanza tradicional, donde los libros se contaban oralmente y no dándole al “play”.
De igual manera, al analizar los textos nos hemos dado cuenta de que tenemos que interiorizar nuevas competencias ya que recaerán nuevas responsabilidades sobre nosotras, como: que un alumno anteponga y valore sus propias ideas al “copia-pega”; formar alumnos que sean capaces de seleccionar y ser críticos con toda la información a la gente que pueden acceder; ser capaces de decidir hasta qué punto las nuevas tecnologías van a influir en nuestra forma de enseñanza y ser capaces así de desarrollar una programación que contenga lo mejor de la enseñanza tradicional de la enseñanza y las mejoras que traen consigo las nuevas tecnologías…
En resumen, es evidente que hubo, hay y habrá una brecha digital ya que la tecnología avanza mucho más rápido de lo que podemos asumir. Está claro que tenemos carencias, pero lo vemos normal, y más teniendo en cuenta que somos una de las primeras generaciones que se enfrentará a esta realidad en las aulas; aún así, la experiencia que vayamos adquiriendo, la formación y nuestro propio empeño, dedicación y ganas de aprender ayudarán a que esta brecha sea lo más limitada posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario